2/12/15

Caso Carretera de Carmona

José M. Garcia Bautista (Abril 2004)

Recuerdo con nostalgia aquella época de mi vida en la que ,apenas sin preocupaciones, transcurría en los patios del complejo educativo de los Salesianos de la Trinidad de Sevilla en plena Ronda de Capuchinos. Recuerdos de una adolescencia entre los campos de deportes y la afición del padre Rafael Mata S.S. o las enseñanzas de D. Enrique Baena que ,sin querer, me empujó a este mundillo de los fenómenos paranormales con sus charlas sobre la Sábana Santa..., recuerdos de una adolescencia cargada de reminiscencias paranormales y que iban conformando esta espiral mágica en la que se involucra el ser humano cuando comienza a investigar todo aquello que se escapa a su raciocinio... El lugar para todo ello era inmejorable: un colegio salesiano, con una tremenda estructura, un magnífico patio balaustrado que tanto recordaba a los claustros monastéricos, un extraño y oscuro lugar con un no menos y enigmático letrero que decía :”SAGRADAS CÁRCELES” y mucha historia...demasiada...

En una ciudad donde es imposible dar un paso sin recordar su pasado romano, musulmán e incluso tartésico se iban a dar las circunstancias precisas para que estos investigadores ,una vez más, se pregunten si en verdad no formamos parte de un “plan” en el que todo está y se relaciona... algo más allá del fenómeno paranormal, a lomos de la leyenda y de la realidad...a lomos de lo arqueológico y lo paranormal.

Se hablaba mucho de extraños sucesos que acontecían en el concesionario de un conocido fabricante de automóviles nacional justo en la perpendicular al colegio, en plena Carretera de Carmona de Sevilla. El lugar ciertamente sombrío inundaba de misterios la mente de todo aquel que se acercaba a su historia, una gran superficie que hacía las veces de almacén y taller así como de concesionario de esta marca de vehículos...,y sorprendía ver por las noches la solitaria presencia del perro guardián entre dormido e inquieto, entre somnoliente y temeroso...pero ¿de qué?

Inquietantes sonidos, gemidos de niño, extraños golpes, misteriosas formas etéreas que se paseaban por el lugar y desaparecían sin dejar rastro en un lugar indeterminados, movimiento y desapariciones de objetos...todo ello nos contaban los diferentes testigos y trabajadores de la antigua sede de “Saldauto” en Sevilla. Francisco P. estuvo algunas noches en el lugar , de vigilancia, y nos daba fe de lo que vivió: “no se bien lo que habrá o hubo allí pero algo raro pasaba... Era muy extraño, se sentía llorar a un niño y había unos ruidos extraños, como si alguien correteara por el interior, claro que en una planta tan grande cualquier ruido se amplifica pero una noche vi claramente a un niño allí delante de mi...parecía normal, humano, pero allí no podía haber nadie, estábamos solos y sin embargo estaba allí, me apresuré a buscarlo pero no había nadie... Nos siseaban, había susurros, las luces se encendían y apagaban por las buenas...todo era muy extraño, no me da vergüenza decirlo: me daba miedo pasar las noches allí”. Por circunstancias o por el azar de la vida todos se apresuraron en argumentar a todo esto que se trataba únicamente de una leyenda urbana más de esta ciudad con tanta historia como misterios, pero lo cierto es que eran muchos los testimonios recogidos por estos investigadores que hablaban de esos mismos aparecidos, seres espectrales o fantasmas que se aparecían en este lugar.

Hace aproximadamente un año que este edificio fue demolido quedando un solar de grandes dimensiones desde el cual sólo se divisa el santuario de María Auxiliadora de Sevilla, un solar medianero con la iglesia de mi antiguo y añorado colegio de la Santísima Trinidad, un inmenso solar que comenzaría a dar sorpresas a los arqueólogos y a estos investigadores.

Y justamente la historia comienza a derivarnos por los entresijos de la Historia casi perdida de la vieja Híspalis, en este lugar y sin quererlo nos vemos trasladados a tiempos pretéritos, como tele- transportados en el espacio y en el tiempo entroncando con aquel Tiempo en el que los calabozos romanos estuvieron en los subterráneos de esta Iglesia, unos calabozos donde las tropas romanas hacían sufrir y torturaban a todo aquel elemento subversivo hacia el Imperio Romano o a los perseguidos sectarios del cristianismo... Y es en ellos donde tiene lugar la “leyenda” de Santa Justa y Rufina patronas de los alfareros de Triana. Se cuenta de estas dos santas sevillanas nacidas por los año 268 y 270, que eran dos hermanas virtuosas ,de clase acomodada y cristianas. Montaron un negocio de alfarería en la Puerta de Triana y con ello se ganaban la vida. Se dedicaban también a la noble acción de cristianizar paganos y enseñar la fe al punto de convertir su lugar de trabajo en un “templo” de socorro y consuelo a los perseguidos.

A primeros de Junio se celebraba en Sevilla la fiesta a la diosa romana Salambona, en la cercana localidad de Sanlúcar la Mayor donde se encontraba su templo. La diosa construida de barro cocido era hueca y estaba sujeta por dentro a un armazón de hierro que para hacer llorar a la imagen le ponían plomo por dentro de los ojos, y acercándole fuego al plomo se derretía saliendo al exterior por unos orificios en los ojos en forma de gruesas lágrimas. Mientras duraba esta ceremonia todo el público la acompañaba con grandes chillidos y lamentos fingidos así como gritos de pábulo y horror...imagen que tanto nos recordaría hoy a las imágenes sangrantes tan relacionadas con ese fenómenos paranormal que llamamos milagros...

Se pedía limosnas durante la celebración, al llegar a la casa de las Santas y pedirles un donativo para el culto de la diosa, ellas, respondieron que solamente adoraban al verdadero Dios creador del mundo y de todas las cosas, y que no contribuirían al culto de una ridícula imagen de barro... La hermanas fueron ajusticiadas de inmediato mientras que las tropas romanas destrozaban la tienda de alfarería...ellas actuaron en consecuencia y dijeron: "Mirad como vuestro ídolo no está hecho de mejor barro que nuestros botijos" y el ídolo quedó destrozado en mil pedazos. Por destruir el ídolo fueron enviadas a las cárceles romanas en Sevilla o también denominado como Pretorio o Palacio de Justicia, que estaba donde está hoy la iglesia de la Santísima Trinidad (C/ María Auxiliadora antigua calle Arrebolera, hoy en plena Ronda de Capuchinos). El prefecto Diogeniano las condenó... siendo antes cruelmente torturadas, durante este suplicio las dos hermanas se encomendaron a la Virgen y su calabozo, según cuentan las crónicas, se iluminó por una silueta del que surgió la imagen de la Virgen -a la cual profesaban tanta devoción- y sus tremendos dolores desaparecieron. El Obispo Sabino les otorgó la comunión tras sobornar a la guardia romana. Justa murió víctima del martirio y la fiebre, Rufina murió degollada con 18 años...tras sobrevivir al circo. Los restos de ambas santas fueron enterrados en el cementerio de cristianos siendo el encargado de esta penosa labor el obispo Sabino, quién se trasladó a lo que actualmente es la iglesia de los Padres Capuchinos en la llamada Ronda de Capuchinos y volvemos al presente encontrándonos nuevamente en esta misma ubicación.

La zona gozaba ya de la leyenda de las sagradas cárceles sevillanas y de los extraños sucesos acontecidos en las instalaciones automovilísticas sevillanas que muchos tildaban de “leyenda urbana” defendiendo intereses económicos cuando el 31 de Diciembre de 1998 ,a las 15:00 h, se produciría una tragedia recordada en Sevilla por muchos años... Fue la caída del muro del denominado “Bazar España” y que se llevó consigo cinco vidas humanas que esperaban el autobús en la parada tras finalizar el día de trabajo y apresurarse a preparar la cena de fin de año...una tragedia que tiñó de negro luto aquel fin de año sevillano. La fachada ya no era más que los restos de lo que antaño había sido este famoso lugar de Sevilla ,manteniéndose solamente eso en pié, la tragedia ocasionó consternación a todos los ciudadanos. El suceso no dejaría de ser algo luctuoso si no fuera por que con posterioridad se comenzó a hablar de hechos extraños que sucedían en el edificio construido sobre el lugar y el solar anexo de la tragedia, hechos que se tildaban de paranormal pero a lo que no se quería dar excesiva importancia ni trascendencia ya que ¿quién podría habitar nuevos pisos encantados? Los sevillanos llevan al límite aquella expresión hacía los fantasmas y todo lo paranormal que dice: “mejor creerlos que no verlos”, esa es la idiosincracia de este pueblo. Una vecina , Magdalena S.D. nos comentaba: “ hay veces que da la impresión de que nos están observando, de que nos miran, no estamos solos y no nos sentimos a gusto, es incómodo”. Rosario C.M. también comentaba: “estando en mi salita vi pasar algo en dirección al salón, salí para ver que podía ser pero no había nada...,hay veces que se oyen llantos y ruidos extraños pero nunca se le da importancia, creemos o queremos creer que es algo de la calle” . Incluso se hablaba ,y estos investigadores se hicieron eco de todo ello, de los sucesos que ocurrían en torno a la oficina de una entidad bancarea de la zona... Objetos que desaparecían, extraños ruidos, sombras... y todo en base a unas “leyendas” que decían que en algún punto indeterminado cercano al lugar existió un cementerio ,que nadie encontró, relacionado con cristianos y también relacionado con las “sagradas cárceles” del colegio salesiano. Parecía que todo pasaría a integrar las gruesas listas de leyendas urbanas que conforman la Historia paranormal de cada ciudad.

No obstante inquietaba el relato insistente de espectros y hechos extraños en la zona. Fernando Álvarez, vecino del lugar, nos comentaba: “Bueno, pues durante bastante tiempo, era voz populi que en “Saldauto” se aparecía el espectro de un niño pequeño, vagaba por las noches por la zona de exposición de la empresa vendedora de vehículos, nadie de la empresa quería sacar el tema a la calle, muchos fueron los que nos contaron lo que veían, pero nadie autorizaba que se usase su nombre, fue curioso como la empresa habilitó una pequeña zona para juegos infantiles de los clientes, coincidiendo, con la zona de las apariciones... incluso algunos viandantes pudieron observar a través de los cristales de los escaparates a esta siniestra sombra”.

Transcurrió el tiempo y nuestra investigación estuvo plagada de obstáculos y silencios. El edificio fue vendido y una empresa especializadas en derribos, comenzó con la tarea de dejar diáfano el local .El día 21 de Abril a las 16:00 h, descubrimos lo que es un cementerio cristiano posiblemente del S-XVI pero con hondos restos del pasado cristiano de Sevilla y la sorpresa de adueñó de todos cuando aparecían los restos óseos de diferentes óbitos tras la realización de unas catas arqueológicas, destacaban los esqueletos de un ser de enormes proporciones y el de un niño de no más de 4 años de edad –todo ello recogido fotográficamente y en vídeo por este equipo de investigación-, y en sus manos, un anillo oscuro con una cuenta negra que por el tamaño no puede pertenecer al ajuar funerario de esta pequeño ser...un anillo con lo que parecen dos “I” inscritos en el interior de un círculo ,en este momento de la investigación desconocemos el significado del mismo pero el dato es que había aparecido una zona de enterramientos en los aledaños a la Iglesia de los Salesianos de la Trinidad, tal y como afirmaba la leyenda y ahora se descubren los restos de un pequeño ser que curiosamente aparece bajo el suelo de un local donde se aparecía un niño...

Hay una extraña relación causa-efecto entre lugares funerarios, enterramientos, muertes y fenómenos paranormales, hoy en Sevilla rompemos la más arraigada leyenda y demostramos la veracidad de unos hechos que lejos de ser o formar parte de la quimera es ,hoy por hoy, la más dura realidad. Algo había en aquel lugar, algo sigue habiendo en aquel lugar de la Carretera de Carmona, ¿quién sabe si ,tal vez, es uno de esos entornos malditos? , un lugar donde habitó la muerte y la tragedia, un lugar que podía abarcar todo el entorno incluyendo el subsuelo de trágico suceso del “Bazar España” donde se han producido sucesos extraños y un lugar en el que fuera de toda duda convivieron la Vida y los fenómenos paranormales.