6/12/15

Los cuadros malditos de Bruno Amadio

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Miguel Angel Segura (12/11/2009)



Toda investigación tiene un comienzo, un momento donde surge algún testigo, algún dato o alguna información que hace que los investigadores decidamos plantearnos comenzar una investigación.


En este caso que nos ocupa todo comenzó cuando Rebeca nos contó su particular historia, documentándonos además de forma genérica sobre la leyenda del pintor maldito Bruno Amadio, conocido artísticamente como Giovanni Bragolin, ya que ambas historias están intimamente relacionadas. La leyenda de los cuadros malditos de este pintor viene a decir que en aquellas casas donde se haye algún cuadro de los niños llorones de Bragolin, los inmuebles salen ardiendo y los cuadros permanecen intactos, además de sucederse en algunos casos fenómenos paranormales en el lugar, o atraer una serie de desdichas y desgracias a los habitantes de la casa, además según la leyenda a media noche si nos plantamos ante el cuadro podemos pactar con el Diablo.


Muchas leyendas y muchas invenciones seguramente, sin embargo cual fue nuestra sobrepresa al conocer la historia de Rebeca, donde en decenas de ocasiones se le ha indendiado la casa, además de sufrir fenómenos extraños de caracter aparentemente paranormal en el interior de su inmueble.



¿QUIEN ERA BRUNO AMADIO?



Pocos datos se poseen sobre el pintor Italiano Bruno Amadio, se sabe que fue un pintor mediocre que nació en Venecia entre 1.890 y 1.900, era un fiel admirador de Mussolini, fascista de corazón y todo un conservador, supuestamente durante la II Guerra Mundial quiso dejar huella del horror, plasmando en imágenes los retratos de aquellos niños huérfanos que el horror dejaba a su paso.
Bruno Amadio después de pintar diferentes cuadros, al parecer decide en plena guerra crear una colección de pinturas llamada los niños llorones, concretamente consta de 27 pinturas, como dato significativo, Bruno se cambia de nombre artístico cuando realiza la primera de estas pintura, y comienza a firmar sus obras como Giovanni Bragolin, esa primera obra del pintor se piensa que fue realizada con un niño de un orfanato como modelo, el cual se desconoce el nombre y la ciudad donde estaba ubicado, este es el primer cuadro de los niños llorones el que presuntamente abre la vera de las maldiciones en esta serie de pinturas.
También se tiene constancia que este pintor fascista estuvo luchando en el frente, lo que se desconoce es donde exactamente. Una vez finalizada la guerra Bruno Amadio se instaló en España, concretamente en Sevilla, donde pasó varios años de su vida, posteriormente se fue a vivir a Madrid y allí se perdió su pista.
Sus cuadros tuvieron mucha repercusión en Chile, donde la gente los compraba en masa, sin embargo a partir de los años ochenta, comienza a florar el mito de la maldición y la empresa que reproducía las copias se ve obligada con el paso de los años a tener que dejar de fabricar las réplicas ya que nadie quería poseer un cuadro del niño llorón.

LA LEYENDA SOBRE LOS CUADROS MALDITOS



Según cuenta la leyenda, Bruno Amadio cansado de ser un pintor mediocre y sin popularidad ni reconocimiento en la época, decide pactar con el Diablo para que sus obras comiencen a ser conocidas y su popularidad como pintor vaya en aumento.


Se comenta que el primer niño llorón que pinto el artísta fue en un orfanato, el cual se quemó a las pocas semanas de plasmarse esta pintura, quedando el orfanato plagado de cenizas, siendo el cuadro del niño llorón el único objeto intacto al fuego. Además algo que entra dentro de la leyenda pero que hemos comprobado que es verdad, es que si giramos ese cuadro 90º podemos observar como un pez se está comiendo al niño. Otra parte de la leyenda dice que se ve la imagen del Diablo, esto no lo hemos podido comprobar, aunque existen personas que aseguran que es totalmente cierto, también durante la media noche si nos situamos delante del cuadro podemos realizar nuestro propio pacto con el maligno.


Quizá la parte más popular de la leyenda es la que dice que aquellos inmuebles donde se hayen alguno de estos cuadros saldrán ardiendo dejando intacto a las llamas las obras de Bragolin, y que los habitantes de las casas donde estén sufrirán mala suerte y un sin fin de desgracias, además de embrujarse la casa y comenzar a manifestarse fenómenos paranormales de toda índole.

POSIBLES CLAVES OCULTAS DEL PINTOR




Bruno Amadio pintó 27 cuadros de niños llorones, en la primera obra decide cambiar de nombre y se pone el artístico de GIOVANNI BRAGOLIN, dejando plasmada esa primera firma artística en el primer cuadro de los niños llorones.
Si alfabetizamos el numero 27 (A=1 B=2 C=3, etc.) obtenemos las letras B. G. (¿Bragolin Giovanni?) posiblemente el nombre artísitico del autor invertido, lo cual nos puede llevar a pensar que quizá se trate de una clave oculta, ya que el 27 es también un número mágico. Además si invertimos el cuadro, igual que lo está el nombre del artísta en el número 27 (B.G.) podemos observar como un pez se está comiendo al niño.
El símbolo del pez, es el símbolo del cristianismo, ¿quizá Bragolin quería decirnos algo expresando artísticamente esto? o ¿es que al pactar supuestamente con el Diablo tuvo que dejar reflejado al cristianismo como algo maligno?

LA HISTORIA DE REBECA



Rebeca adquirió los cuadros hace diez años en una tienda de su barrio, al mes de comprar los cuadros, la tienda cerró de repente sus puertas y nunca más supieron de sus propietarios, incluso el hijo de los dueños era amigo de Rebeca, se juntaban en la calle con el resto de niños.

Desde que adquirió los cuadros la casa se le ha incendiado en multitud de ocasiones, nunca ha hecho falta llamar a los bomberos, pero la situación es alarmante, ya que podríamos estar hablando de más de treinta incendios leves en diez años, además según Rebeca en muchas ocasiones retiran sartenes y ollas del fuego y éstas siguen friendo o hirviendo durante un buen rato, como si estuviesen todavía a fuego vivo.

Además de estos incidentes en ese inmueble ocurren de vez en cuando fenómenos extraños, sobre todo uno muy frecuente que es el de objetos que desaparecen y nunca más vuelven a aparecer. Uno de los últimos una camiseta nueva que Rebeca dejó encima de su cama antes de ir a la ducha, cuando salió, la camiseta no estaba y su madre aseguró que no la había cogido, cuando eso sucedió en la casa no había nadie más, según nos aseguraba Rebeca, sucesos como este han ocurrido muchas veces y nunca vuelven a encontrar lo que desaparece. También nos comentó que su casa está reformada, pero es que muy antigua y suceden otro tipos de fenómenos como escuchar ruidos y pasos que provienen de arriba de la parte del techo, lugar completamente deshabitado y de donde es imposible que puedan provenir esos ruidos y mucho menos los pasos que en demasiadas ocasiones le atormentan, también se escucha el sonido de canicas, como si alguien estuviese jugando con ellas.
Lo más interesante de la historia de Rebeca y sus cuadros, es que ella desconocía la leyenda de los niños llorones de Bragolin, y fue al verlo en Cuarto Milenio cuando se dio cuenta que tenía dos de esos cuadros en su pasillo y encima firmados, momento en el que relacionó los incendios y fenómenos extraños a los dichosos cuadros que poseía en su casa.

REALIZAMOS SESION DE OUIJA CON LOS RETRATOS DE REBECA



La sesión de Ouija la realizamos con las imágenes de los cuadros de Rebeca, queríamos ver que ocurría y si obteníamos algún tipo de información que desconocíamos.


Comenzamos nuestra sesión de ouija, la cual fue grabada en audio, y nos aparece el nombre de Noelia, supuesta entidad que apenas nos da datos e información coherente, posteriormente entablamos comunicación con el supuesto espíritu de Amanda, una de las niñas que aparecen en los cuadros de los niños llorones. En esta comunicación le preguntamos a la entidad datos que ya conocemos como donde nació el pintor o cuantos cuadros de niños llorones ha pintado, obteniendo respuestas coherentes a las fuentes biográficas oficiales. Una vez que nos aseguramos de que por lo menos la supuesta entidad conoce los datos básicos relacionados con el pintor y los cuadros, le preguntamos a la entidad que se presenta ante nosotros con el nombre de 'Amanda' y dice ser una de las niñas pintadas en esas imágenes, que si esos cuadros eran de niños de la guerra, y nos aparece la fecha de 1.819 y posteriormente 1.919 que según dice es la correcta, por lo que preguntamos sobre la fecha y nos dice que es el año en el que Bruno Amadio pintó a los niños, le preguntamos si vivían en algún orfanato u hospital y nos responde con una palabra que creemos incoherente 'Rur', volvemos a preguntar en diferentes ocasiones durante la sesión y siempre nos aparece este nombre, el cual consideramos como algo sin sentido, además nos da la información de que 26 niños pertenecían a Rur y todas las pinturas se hicieron en ese año de 1.919, siendo solamente una de otro lugar.
Cual fue nuestra sorpresa pasados los días al comprobar que existe un lugar que se denomina Ruhr y que a partir de 1.919 se convierte en un enclave histórico de tremenda importantancia para el desenlace posterior de la II Guerra Mundial y que emana las consecuencias de la I Guerra Mundial.







RUHR: es una región de Alemania, la más poblada de todas, consta de un conjunto de once ciudades y varios municipios, siendo la mayor región industrial de Europa. En el siglo XIX la revolución industrial dejó su sello en este lugar. En 1.919 (fecha clave en la Ouija) se firmó el tratado de Versalles, donde se le imponen a Alemania unas duras tasas económicas como reparaciones por la I Guerra Mundial, a pesar de saber que el pais estaba en bancarota y no podría hacerse cargo de esos pagos, por lo cual en 1.922 no pudo hacer frente a los pagos y como represalia Francia ocupó el Ruhr, el centro de la industria Alemana, lo que amplificó gravemente la situación de los alemanes para hacer frente a los pagos impuestos en conceptos de reparaciones. El hecho de parar de la industria del Ruhr tuvo unas consecuencias nefastas para los germanos, ya que la moneda alemana cayó como el plomo y dejó en la ruina, sin dinero y en plena miseria a millones de alemanes de todas las clases sociales.





Supuestamente según los datos de la Ouija 26 de los 27 niños llorones que pintó Bruno Amadio vivían en este lugar en el año 1.919.
Otra de las respuestas posiblemente coherentes que recibimos en la sesión de Ouija fue cuando preguntamos la intención que arrastró al pintor para realizar sus cuadros de niños llorando, según la entidad 'Amanda' quería dejar constancia del 'virus' y al preguntarle sobre que virus se trataba nos dijo de forma contundente 'Tuberculosis', una enferdad que en aquella época y lugar, según nuestra invitada fantasma, arrasaba por donde pasaba.
Durante la sesión además recibimos datos que todavía no hemos podido comprobar, como por ejemplo el número de tumba donde supuestamente está enterrado Bruno Amadio, el cementerio según la propia entidad que se presentó ante nosotros como el mismo Bruno Amadio nos dijo que era el Escorial de Madrid, este dato es curioso por que según tenemos constancia la pista del pintor se pierde en la capital española, cuando éste ya tenía cierta edad, también nos habla de un lugar en Venecia llamado Justo Valvino, actualmente seguimos trabajando en esta información pero no hemos conseguido nada relevante al respecto.

CONCLUSIONES Y REFLEXIONES



Como la mayoría de maldiciones estamos ante un fenómeno de leyendas urbanas donde la realidad escasea y la ficción aflora como si de un manto de flores en primavera se tratase, sin embargo en nuestra peculiar investigación nos hemos encontrado con multitud de testimonios en Internet que hablan de mala suerte, de desgracias, de situaciones extrañas, las cuales relacionan a los cuadros, quizá la mayoría de estos testigos asocien esos desfortunios al siemple hecho de tener los cuadros en sus casa, cuando en realidad todo se trate de simples casualidades o sucesos dentro de las probabilidades establecidas, aunque no podemos faltar a la objetividad, y tenemos que destacar por encima de todos esos testimonios el que mejor conocemos, el de Rebeca, el cual nos ha sorprendido y nos ha dejado como se suele decir habitualmente con la mosca detrás de la oreja, ya que los infortunios que ha sufrido con respecto a los incendios en su inmueble o los fenómenos aparentemente paranormales desde que tiene los dichosos cuadros son demasiado frecuentes, sin embargo seguimos pensando que las maldiciones no existen, lo que si es probable es que una obra de arte, un objeto o cualquier cosa relacionada con una persona, puede impregnarse con la energia, vibración o como queramos llamarle, de su propietario, por lo cual para demostrar que realmente esos cuadros están malditos habría que conseguir las 27 pinturas originales de los niños llorones y estudiarlas a conciencia, además de estudiar de forma independiente las supuestas desgracias que han ido dejando dichas pinturas a su paso.
Con respecto a nuestra indagación mediante la Ouija, decirles que quizá este tema de los cuadros no sea el mejor misterio para aventurarse a realizar una sesión de Ouija, pero no conseguíamos datos nuevos sobre el pintos ni sus obras por ninguna parte, así que decidimos emprender una sesión de Ouija simplemente para ver que ocurría, la cual fue interesante, pero como suele ser habitual poco fiable. En conclusión, pensamos que de momento no hay pruebas fidedignas para asegurar que estas pinturas estén malditas, aunque la historia de Rebeca es muy curiosa, preferimos encuadrarla dentro de la casualidad.